Marca de Rafel Figueró
“ Del 1666 al 1770 trobem l’estamperia de Rafel Figueró i la de Joan Jolis al carrer dels Cotoners. L’una estamperia és fillola de l’altra. Figueró, l’any 1706, frueix el privilegi, concedit per Carles III, d’estampar les gasetes, relacions de serveis, papers polítics de l’Estat, etc. Jolis és nat a Torelló i fill de pagesos. La casa passa a Bernat Pla, per subhasta, l’any 1770. El qual vol perpetuar el nom d’aquells acoblant-lo amb el seu.
L’especialitat de la casa Jolis és la imatgeria popular. Hi són estampats goigs i romanços. Existeix, encara avui, al carrer de Fontanella la llibreria ‘Hereus de la Vídua Pla’, originària de l’antiga casa Jolis.
Marca de Jolis
L’any 1774 funciona a Barcelona la llibreria de Carles Gibert i Tutó. És llibreter-estamper, com els anteriors. En el segon catàleg de la seva llibreria publica un pròleg pintoresc, adreçat a los verdaderos literatos, que fa molta gràcia, i en el qual, al capdavall, especifica les darreres mostres de lletra que té a casa seva…
Els llibreters-estampers, fins a les darreries del segle XVIII, també havien estat editors. Les edicions venien a ésser un anex de l’ofici. En arribar aquí comencen a destriar-se en impressors, editors, llibreters de nou i llibreters de vell”.
Llibre de Llibreters de Vell i de Bibliòfils barcelonins d’abans i d’ara, Jaume Passarell, Ed. Millà, Barcelona, 1949; pp.14-15.
Marca de Gibert
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“ –Oiga, ?este libro cuánto cuesta?.
– Tiene el precio detrás.
– Ah… Ya veo. Es un poco caro, ¿ no le parece?.
– Depende.
– Es que es para un regalo. No sé, me parece un poco caro. Es para una sobrina mía que es muy lectora….
– Ya. Le puede gustar, está teniendo buena salida. Y no crea que es tan caro.
– Ya, claro. Para quien le guste. ¿ Pero no es un poquito caro?.
– Pues verá, si y no. Una entrada para el partido de fútbol cuesta más.
– Sí, pero por la tele es gratis. Y dicen que va a bajar el precio de los partidos de pago…
– Bueno, pero es el precio de la entrada en una discoteca.
– Sí, pero ahora los muchachos hacen botellón y les sale más barato.
– La verdad es que tiene razón. Mejor que no se lleve el libro, que está muy caro.
– … Creo que me lo voy a llevar.
– Usted verá. Yo, como desee.
– Bueno, pues me ha convencido. Pero seguro que estará bien, ¿no?.
– Entonces, ¿ se lo lleva?.
– Pues sí, envuélvamelo para regalo.
– Es que no sé si nos queda papel de regalo.
– Busque, hombre, seguro que tiene por ahí algún pedazo olvidado. Es que una bolsa de plástico sin más…
– Claro, claro. Pero no tengo papel de regalo, si quiere se lo envuelvo en papel común y luego va dentro de la bolsa.
– Vaya, pues no sé. Porque el libro solo, así sin papel de regalo, no parece regalo.
– Entonces, ¿ se decide o no?.
– No, si ya me he decidido, lo que pasa es que no me parece mucho regalo. Un librito sin más.
– Señor, un libro es valioso, aunque no esté envuelto en papel de regalo. Es más, los libros envueltos no se pueden leer. Y los libros son para eso, para leer.
– Ya, hombre, ya lo sé. Que uno no lea muchos no quita para que no vea que hay gente que se muere por leerlos. Es algo increíble.
– Y es que hay gente para todo. Aunque no son tantos, eh.
– No se queje, no se queje, que menuda tienda tiene y toda llena de mercancía.
– Si yo le contase… “.ç
Article:” Librero y solo en la vida”, de Suso de Toro en el suplement de La Vanguardia del dia 11 d’octubre de 2009, pp.73.