Manuscrit A de l’Speculum al foder (BNM, ms. 3356, f. 35r)
“ La filologia, tret de rares excepcions, acostuma a prestar poc interés a la bibliofilia. Potser perquè es considera que un text acurat i fiable està renyit amb un llibre imprès en bon paper japó o de fil, del amb una tipografia impecable, sovint il.lustrat i a un preu que sol ser alt, com correspon a un desplegament artesanal d’aquesta mena. Filologia i bibliofilia, en una paraula, tenen vies diferents de difusió. I, amb tot, l’univers de la bibliofilia custodia secrets molt ben guardats de la nostra historia lingüística i literaria, tan singular i plena de sotracs de diversa mena. Secrets que criden poderosament l’atenció del filòleg”.
Article d’Anna Alberni: “L’edició en lletra gòtica de l’Speculum al folder (1917). Història d’un misterios exemplar d’infern”, a Llengua&Literatura, n. 17 (2006), pp. 257-282.
Edició en lletra gòtica de l’Speculum al foder (1917).
“ ¿ Quién no ha sentido alguna vez – escribió el último de los citados ( Marañón) – la más noble y profunda envidia en la tienda de un librero?”.
Pero este espíritu va desapareciendo, por imposición del nuevo sentido comercial que trae consigo una vida rápida, mecanizada y múltiple. Y se refugia en esos baluartes muchas veces modestos en que el libro conserva toda su categoría sentimental y es conocido, valorado, acariciado, uno por uno, con exacta medida de su edad y su mérito, de su importancia y su rareza. Librerías de Lance. Librerías de Viejo, Librerías de Ocasión… Oscuras tiendas de entrañas con sabor y tentación de misterio, o tenderetes al aire libre: en unas y otros se alinean o se amontonan los libros que vivieron ya en otras manos, que despertaron sueños e inquietudes en otras fuentes.
En esos comercios, comprador y vendedor ‘saborean’ el volumen, saben perfectamente cuál es su alma. Ese vendedor ama el libro, está al tanto de títulos y autores, sabe cuál es el mérito de una edición rara, conoce los caminos para encontrar un volumen agotado, consigue esa difícil obra que buscábamos desde hace tiempo. los dos, comprador y vendedor, pueden hablar como participantes de una misma fe, como alistados en un mismo amor. Desde Anatole France a nuestro ‘Azorín’ hay una larga lista de escritores que amaron este comercio del libro antiguo. Aquí no ha entrado aún el viento de la nueva organización comercial, y escritor y librero siguen hablando como amigos viejos, de cosas que les son comunes, entrañablemente comunes: este autor, aquella novela, la rara edición de otro tiempo”.
Art. “Elogio y alma del libro viejo” de José Montero Alonso, a Revista de Lllibreria Antiquària, nº 1, pp. 31-32.