
“Des d’ahir i fins al 3 d’octubre està oberta al públic, al passeig de Gràcia, la 36 Fira del Llibre d’Ocasió Antic i Modern. Cinquanta casetes, a banda i banda del passeig barceloní, des de la plaça Catalunya fins al carrer Diputació, permeten a un públic ampli tafanejar i, si s’escau, comprar llibre antic, restes d’edició i llibre de compra-venda, a més a més de material divers, com ara mapes i cartografies. Algunes novetats
Segons Josep Pi i Caparrós, president del Gremi de Llibreters de Vell de Catalunya, l’edició d’aquest any presenta algunes novetats: els stands estan millor instal·lats; les ajudes que s’han rebut —bàsicament de la Generalitat— han estat molt substancioses (el senyor Pi no ha volgut facilitar xifres); el llibre català hi té un lloc més destacat; i l’Ajuntament ha eximit els llibreters de tota mena de tributació. Com a les últimes edicions, la Fira reivindica el llibre de compra-venda, amb la intenció de fer-lo popular i d’aconseguir captar un públic que habitualment no visita les llibreries. L’aspecte més rellevant és, doncs, la difusió del llibre, per sobre de l’exhibició museística d’obres de qualitat, inassequibles per a la major part del públic. Es tracta d’introduir la gent al món dels llibres, aconseguir que entrin a les llibreries i es deixin seduir pels volums. Llibres, cartells, dibuixos, manuscrits i fotografies. A les casetes s’hi poden trobar bàsicament llibres de saldo i obres monumentals a preus reduïts, i també una àmplia secció de llibre antic, amb algunes botigues especialitzades en llibre català d’abans de la guerra i de la immediata postguerra. S’hi exposen també cartells, dibuixos, manuscrits, fotografies, col·leccions de diaris i revistes antics i tota mena de productes relacionats amb les arts gràfiques, que amplien l’oferta dels llibreters de vell i donen a la fira una vistositat remarcable. La Fira de Barcelona és de les primeres que es van instituir a Europa, i ha servit de precedent a les que se celebren anualment a París i a Londres.
Article sobre la 36a Fira del Llibre d’Ocasió Antic i Modern, Barcelona, 1987. Diari Avui del 18 de setembre de l’any 1987.

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“ Pasemos a nuestros libreros de viejo. El Botánico nos espera con su larga fila de casetas llenas de volúmenes. ¡ Que agradable el ir devaneando lentamente, en estos días claros de otoño, ante uno y otro repleto anaquel! El libro viejo, usado, pasa por una crisis, tanto en Francia como en España. En Francia, la crisis se atribuye, en parte, a la guerra, que ha motivado la suspensión de las liquidaciones testamentarias, y a la crisis de los alquileres, que reduce considerablemente el número de las mudanzas. En España, tratándose del libro antiguo de precio, se ha de contar, como factor de su escasez en el mercado español, con su exportación a América. De algunos años a esta parte se mandan a los países americanos ( y ahora a Norteamérica) importantes remesas de libros. Aparte de esto, la mayor cultura, el mayor afán de leer, la mayor estimación en que se tiene el libro hacen seguramente que los particulares se desprendan de ellos más raramente.

Existen también muchos más traficantes en libros viejos que hace quince o veinte años. La cantidad de volúmenes que en 1880 se repartía entre cuatro o seis comerciantes en todo Madrid, hoy se ha de repartir entre treinta. Pero nuestros buenos y simpáticos amigos los libreros de viejo prosiguen incansables, animosos, su comercio, sus pesquisiciones en busca de volúmenes, sus tratos y contratos. Son modestos y tienen fe en lo porvenir. En Madrid existen tiendas de libros viejos y puestecillos al aire libre. Para los libreros al aire libre, que son el consuelo de los bibliófilos modestos y volanderos, debiera existir – como en Paris – un paraje determinado donde poder examinar todos los puestecillos. Ya se ha intentado alguna vez, pero no se ha pasado nunca de proyectos. ¿ Por qué no hacer una instalación cómoda y definitiva en alguna parte céntrica, fácilmente accesible de Madrid?

Y ahora, después de lo extrínseco, lo íntimo, la filosofía. La filosofía del libro viejo. La observación de los volúmenes viejos puede ayudar al conocimiento del gusto, del público en determinado período histórico. ¿ Qué libros franceses del siglo XVIII son los que más abundan en las librerías de lance? ( Rousseau, Florián, Fenelón, desde luego). ¿ Qué novelas son las que más se ven correspondientes a la primera mitad de la anterior centuria? ( Richardson, Chateaubriand, en primer término). Quien durante algunos años haya frecuentado los puestos de libros viejos, seguramente habrá podido observar una cierta ley de constancia. Constancia, uniformidad en la aparición de cierto género de obras. Y, en cambio, rareza, escasez en cuanto a otras. La obra que escasea no es precisamente la vulgar, la literariamente vulgar; pero no es la obra literaria rara la que ha de servirnos para marcar la trayectoria en la psicología del público, sino la otra, la anodina. Y ya se ha hecho notar que acaso una historia literaria del gusto del público no debiera componerse del estudio de las obras maestras, sino del de las otras obras.
Madrileños, provincianos de paso en la Corte: visitad la feria de los libros, los feriantes son amables, conciliadores; por pocas monedas podréis llevaros una obra que os entretenga. En todo caso, esparciréis una hora vuestro ánimo, curioseando por los puestos. ( Pero esto último, si no compráis nada, no les conviene a los libreros)”.
De l’article “Filosofía del libro viejo” extret del llibre “El libro y el artista” [sic] de José Martínez Ruiz “Azorín”, Ed. Aguilar, Madrid, 1946. Llegit a “El Mundo de los Libros”, selecció, pròleg i notes de Domingo Buonocore, Librería y Editorial Castellví, Santa Fe ( Argentina), 1955. On posa “El libro y el artista” crec que hi hauria d’anar: El artista y el estilo, Ed. Aguilar, 1946, Col. Crisol 191.

