“No hem esgotat la matèria en cap sentit. El món dels llibres és interminable. Dins del nostre mercat podríem referir-nos a un tipus de comprador absurd ,pero que s’hagués pogut aprofitar: el comprador que ho comprava tot, per tal de que hi hagués una justificació de tirada amb un nombre. Podríem parlar del divorci absolut que hi ha al nostre país entre l’il·lustrador i la resta dels elements que constitueixen un llibre. els comentaris sobre aquest desgraciat i bell tipus que es diu Bodoni podrien ser llargs i sucosos: s’ha emprat ho mateix – i sovint el mateix – per fer un imprès comercial que per editar la Divina Comèdia o un poeta abstracte … Parlant de la tasca del director d’una edició ens podríem referir al cas d’un llibre tan ben estudiat, que en acabar es van trobar amb un full blanc per les dues cares al final d’un capítol. Podríem fer també l’elogi d’aquella meravella que va il·lustrar Xavier Nogués – El sombrero de tres picos – o de La vida es sueño que va decorar E.C. Ricart. Però ni la nostra intenció ni les nostres possibilitats són exhaustives. L’interessant és plantejar el problema i establir unes directrius bàsiques. El desitjable seria que aquestes línies no quedessin en monòleg. La bibliofília representa un volum econòmic que en un moment donat va repercutir en la marxa de moltes indústries. Però sobretot té un abast espiritual. Revela una maduresa, un nivell cultural i artístic que tenen en la bibliofília la seva millor manera d’expressar-se”.
Técnicas del Grabado Calcográfico y su estampación , Jaume Pla. Eds. Omega, Barcelona, 1986, 3ªed.pp.176.
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“ En Buenos Aires he conocido otra especie de bibliófilo, considero la mejor de todas y desearía ver multiplicada. Es la del bibliófilo altruista. Es la del hombre que compra libros y… los regala. Algunas veces los lee, los hace encuadernar y los conserva en su biblioteca. Pero en este caso compra otros ejemplares de la obra que tanto le ha complacido para comunicar a otras personas su deleite. Esta manía suya de obsequiar a sus amistades con libros – y no con flores, ni corbatas, ni perfumes, ni ‘bibelots’ – le ha valido de vez en cuando algún disgusto.
Y hasta algún desaire. Una recién casada le devolvió el libro que para las esposas escribió el delicado Fray Luis. ‘Yo no necesito los consejos de ningún fraile para ser una casada perfecta. Ya que regala usted libros, mándeme usted – le decía en una tarjeta – alguno de cocina. Me será más útil’ .
Cuando llegan las Pascuas este hombre adquiere ‘ por doscientos o trescientos pesos de literatura española y argentina para sus presentes de Navidad’. Rara es la semana en la que su librero de la calle Florida1 no le ve entrar en el establecimiento y, al descubrir por la mirada del cliente el libro que más atrae, le pregunta:
-¿Cuántos?
-Póngame seis – le indica el bibliófilo.
Y en ocasiones;:
-Mándeme a casa veinte.
¡Veinte de una vez! ¿ No es cierto, queridos colegas, que con muchos bibliófilos de esta singular y benéfica especie no existirían esas ‘crisis’ del libro de que libreros y editores se lamentan siempre ?.
El bibliófilo que compra libros y los regala es el mirlo blanco de los bibliófilos. Es, además, el más eficaz y discreto de los mecenas, pues el mejor modo de ayudar a los escritores y de fomentar y difundir la cultura es ese: comprar libros, obsequiar con libros, propagar el amor al libro; no entender este amor avariciosamente, sino en esa forma generosa que descubre en quien la usa un espíritu elevado y un concepto superior de la fraternidad humana. El bibliófilo avaro – como todos los avaros – , que no aspire a un lugar en el Paraíso. A Dante se le ha olvidado decir que su tormento consiste en condenarle a leer eternamente los libros que atesoró…”.
Article: “ El bibliófilo ‘mirlo blanco’ “, d’Alberto Insúa, a La Vanguardia del 16 de febrer de 1951, p. 5.
1.- En el carrer Florida hi ha unes 10 llibrries, però a l’Avinguda Corrientes n’hi ha 23.
Llibreria El Ateneo Grand Esplendid a Buenos Aires