LXXI
Tallâ els marges dels gravats
i donar-los nous formats
perquè tinguin millor vista,
rebenta el col·leccionista.
LXXII
Desconfia si algú et diu
que és un llibre molt festiu,
puis que resulta, al final,
molt més trist que un funeral.
LXIII
Els llibres que durant anys
has recollit amb afanys,
estaràs de cos present
que ja els aniran venent.
LXXIV
Els que venen llibres bruts,
fan negoci sense embuts.
Però aquesta xirinola
sovint porta a la garjola.
LXXV
Pintar als llibres ninot
ho fan els tarits-tarots.
I el vici de doblâ el full
el té qui li falta un bull.
LXXVI
Llibreter que té comèdies
li fan passar mil tragèdies;
per a vendre un exemplar
les llaunes que ha d’aguantar!
LXXVII
No judiquis pel daurat
d’un llibre la qualitat.
Ni creguis que té interès
sols perquè en fil està imprès.
LXXVIII
Hi ha alguns llibreters de vell
que porten llana al clatell.
Però molts d’altres n’hi ha
que saben prou d’esquilâ.
LXXIX
No és cosa que passi gaire
gangues trobâ a cal drapaire:
avui fins l’home del sac
sap qui era un tal Balzac.
LXXX
Hi ha qui diu que és llibreter
i el que fa és vendre paper.
Com també qui es creu bibliòfil
només perquè es diu Teòfil.
Del llibre: Els cent consells del llibreter decent de Jordi Trieu i Remeneu, Ed. Millá, Barcelona, 1947.
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The Petersborough School
“ El librero anticuario precisa tener una vasta cultura, de carácter general. Si el librero de nuevo ha de conocer la producción librística contemporánea, el anticuario ha de sumar a ésta el conocimiento de la salida a luz en todos los tiempos y en cualquier país. Si cara puede venderse una edición princeps de Cervantes, más cara aun puede venderse la de un Chaucer, un Shakespeare, un Goethe, y nadie sería capaz de asegurar que algún ejemplar de este orden no pudiera surgir en el mercado español o hispanoamericano.
Ha de poseer un conocimiento bastante elevado de la Historia universal y de la de España, de la Geografía, de la Historia de los descubrimientos científicos y de los geográficos. Ha de conocer a fondo la Historia de la Literatura española y la universal, así como las obras que más directamente han contribuido a trazar las características de las distintas épocas del mundo.
Winchester School
Ha de estar bien informado de las materias ‘escritorias’ empleadas en la antigüedad, clases de pergamino y de vitela. Deberá poseer los bastantes conocimientos paleográficos para poder determinar el siglo a que pertenezca un códice y, en ciertos casos, el país donde fue producido. Completará estos conocimientos con otros relativos a la ilustración, las miniaturas, sus escuelas, sus mutuas influencias y mejores artistas, de manera que pueda identificar un códice bizantino y distinguirlo de otro flamenco, español, francés, alemán, etc., y aun dentro de los típicos de cada país, diferenciar sus escuelas, y así, si se trata de los ingleses, no confundir los de la escuela de Petersborough con los de Winchester o los Queens Mary, etc, etc. Por último, ha de tener un conocimiento práctico y bien claro de la historia de la encuadernación, sus clases, sus modelos y sus materiales en la Edad Media, como complemento del valor del códice, sin olvidar que no faltan entre los bibliófilos o, por mejor decir, bibliómanos, los que prefieren la encuadernación al libro mismo, y los que, como decía Rico y Sinobas, ‘un libro no es más que un pretexto para crear una bella encuadernación o unas ilustraciones de mérito’, y que, por tanto, el cultivo de esta rama por sí sola puede dar motivo suficiente para buenos negocios.
Lasso de la Vega, Javier: El comercio del libro antiguo, Gráficas González, Madrid, 1946. pp. 25-26.
Queens Mary