“Qui estima el llibre, pren a la mà, amb un sentiment de pacífica familiaritat, l’objecte que porta aquest nom, impressió sobre paper i enquadernat en tela, cuir o pergamí. El sent com si fos una criatura, que s’honra i es cuida, feliç de la seva concreció material. No només constitueix per a ell un mitjà per aconseguir un objectiu, encara que sigui el més espiritual, sinó una cosa plenament perfecte en si mateix, ple de múltiples significats i capaç de donar en abundància.
Al veritable amant del llibre se li reconeix des del moment en què l’agafa de la prestatgeria, l’obre, el fulleja i el torna a deixar al seu lloc.”
Romano Guardini: Elogio del libro, ed. Encuentro, Madrid. 1998.
“ He dejado para lo último lo que yo califico de superbibliófilo, o sea el que, enamorado en extremo por los libros raros e importantes, de tal forma los estudia y admira que llega a grabárselos en su imaginación y siempre puede recrearse mentalmente con ellos, y por eso le es fácil describirlos exactamente y aun recitar páginas enteras de los mismos, como ocurría con D. Marcelino Menéndez y Pelayo, don Jaime Ripoll y otro muy conocido, que no nombro por ser muy allegado familiar, a quien yo he visto semanas enteras sin separarse de un libro estudiándolo y leyéndolo, hasta que conseguía asimilárselo en forma que ya no le interesaba y la enajenaba, y esa era la razón porque en cualquier momento podía describirlo como si lo tuviera delante, lo mismo que el genial artista graba una imagen en su cerebro, que luego, si tenerla delante, la traspasa maravillosamente a un lienzo.
Francisco Vindel: Los Bibliófilos y sus Bibliotecas ,reedició no venal editada per LIBRIS per a la IV Feria de Otoño del Libro Viejo y Antiguo, Madrid, 1994. Original: conferència a Madrid el 1934, pp.12-13.