“ No ha de confondre’s al bibliòfil amb el bouquiniste, del que parlarem, i no obstant això el bibliòfil no desdenya comprar llibres d’ocasió ( bouquineur)una vegada darrera d’una altra. Sap que més d’una perla es troba entre el fem, i més d’un tresor literari sota un bast embolcall. Desgraciadament, els obsequis de la fortuna són molt rars. Quant al bibliòman, ell no compra mai de vell, perquè fer-ho seria escollir. El bibliòman no escull, compra i ja”.
Charles Nodier: El aficionado a los libros”, Le Castor Astral, Paris, 1993, citat a De bibliomanía. Un expediente, de Jaime Moreno Villarreal, Univ. Veracruzana, México, 2006, pp. 198.
“ Me incluyo entre esas personas que son capaces de amar un libro con tanta o más pasión que a un ser humano, hasta el punto de que el afecto que siento por ellos ha reemplazado, en ciertas ocasiones, mi inclinación por el sexo opuesto. Pero, afortunadamente, mi afición no ha resultado ser exagerada en exceso, pues no faltan quienes se han sepultado en vida entre estanterías para no separarse de sus compañeros de papel, y otros que han llegado incluso a matarse al no poder conseguir aquel volumen que tanto deseaban. Parecen casos extremos y ciertamente lo son; pero hay uno de ellos que los supera a todos, el caso de un hombre que destacó por su singularidad y por su afán de llegar más lejos que nadie en pos de los libros. Tan lejos que estuvo dispuesto a renunciar a la única cosa más valiosa que la vida. El honor.
Article en el vlok Malarrama, parlant del “Conde Libri”, ‘patró’ dels bibliocleptòmans. D’un texte d’Arthur Sackville-Marchmain traduït per Roberto Bartual.