“Anar a la caça o a la pesca sòn dos mots molt significatius en l’argot dels qui tracten amb llibres. Els usen – a més d’anar-hi – els llibreters i els compradors indistintament. Avui és l’un el que va a la caça o a la pesca, i demà és l’altre. Quan no, succeeix que hi van alora i que en trobar-se es miren de reüll.
L’un és l’enemic natural de l’altre. Es fan una traveta contínua. El comprador espia el llibreter, i aquest, el comprador. Si el segon bada, el primer arreplega allò que troba, amb una grapada amatent, per tal de fer-lo-hi gruar i amb la intenció d’adinerar-ho tant com pugui. El comprador, per la seva banda, fa el mateix per tal d’evitar-ho.
Entre ells hi ha una guerreta permanent. No és vistent, perquè és sorda. No hi ha esclats, però la passió hi és continguda. La processó de la picardia mútua va per dins.
Amb llurs rivalitats, llurs avinences i les traces i manyes de qué es valen per a tirar endavant llurs negocis els uns i per arreplegar els llibres bons els altres, fan una cadena ben travada amb la tradició cultural del nostre país.
Són un engranatge, no pas minso, sinó essencial, de la màquina que fa rutllar la vida espiritual nostra.
Les coses de l’esperit, si no totes les més fines, han passat i passen per llurs mans, i d’elles han anat i van a parar al lloc just que els pertocava i que els pertoca.
Mercès a ells ha estat possible de conservar i àdhuc d’enriquir els tresors de l’espiritualitat autòctona. En molts casos els han salvat de la crema…
Comptat i debatut, el com i el què del comerç barceloní del llibre vell és això que hem dit”.
Llibre de Llibreters de Vell i de Bibliòfils barcelonins d’abans i d’ara, Jaume Passarell, Ed. Millà, Barcelona, 1949; p. 11.
“… un librero de viejo de amplia tradición familiar, para que nos diga qué aspectos hay que cuidar para que prospere un negocio como este.
¿Cómo se empieza?
El primer paso consiste en conseguir un local comercial muy cerca de una librería para no quedar aislado. Si son muchas en una zona es mejor, porque la gente va a donde tiene más alternativas.
Hay que aprovechar que en las librerías de nuevo no encuentra todos los libros que solicita. Por eso viene a la librería de viejo buscando los que están agotados o ya no se editan. Si la tiene a un paso, qué mejor. Se empieza poniendo a la venta los libros de uno porque, como decía mi papá, un buen librero no debe tener biblioteca: él los leía o los hojeaba y luego los vendía. Yo chillé vendiendo muchos de mis libros. Eso sí, no hay que malbaratarlos. A estos primeros ejemplares hay que ponerles el precio que se quiera. Como se está empezando deben tomarse en cuenta los gastos fijos: renta, luz, teléfono y el dos por ciento de impuestos de todo lo que se venda.
Sin embargo, el precio tiene que ser atractivo: no tratar de exprimir a los clientes a la primera sino interesarlos; mostrarles los lotes que acabes de comprar para que no se aburran del negocio y regresen. Lo importante es que siempre encuentren algo nuevo. Muchos hasta te dicen qué les interesa para que los llames cuando te llegue algo.
Como se depende un poco de las novedades editoriales, hay que darlas más baratas que los que venden libros nuevos. Eso depende de uno: de 40 a 60 por ciento más abajo. Constantemente tienes que usar el método comparativo. Si tienes una edición parecida a algo que se encuentre en todos lados debes ponerla al mismo precio: su atractivo depende de que sea una edición especial, aunque sea usada.
Con los libros fuera de circulación se tiene más margen para ponerles precio, pero todo depende del interés que aún puedan despertar.
¿Cuándo hay ganancias?
Al principio hay que hacerse cargo de todo. No puedes contratar empleados porque te acabas tu biblioteca en sueldos. Hay que tomar en cuenta que hasta el año de trabajo se ven resultados. No es tanto tiempo pero sufre uno mucho. Por eso recomiendo a quien quiera poner su librería que haga tres apartados de su venta diaria: si vendí 450 pesos, 150 son para comprar libros, 150 para pagar mis gastos y 150 mi ganancia. Hacerlo diario porque si te vas quedando con todo, luego ya no tienes para comprar y se acabó el negocio. En el caso de que sobre dinero tampoco lo gastas: mejor lo metes para la compra porque si un día llega una biblioteca de 10 mil pesos y no los tienes…
Aunque lo común es ir comprando de 15 a 20 libros por vez, hay que estar preparados para poder pagar una biblioteca importante, pues eso acredita más rápido a tu librería: que vea la gente que tienes cosas interesanes. Por eso hay que aventurarse a comprar: porque si no se acaba lo que funciona, lo demás ahí se te quedó para toda la vida.
La premisa más importante es promoverse:’Compro libros’, y no ‘Vendo libros’: esto último no es tan importante. ‘Compro’ porque así renuevo mi material. Hay que hacerlo diario. El dinero que obtuviste de inmediato lo tienes que reinvertir. La otra es acomodar los libros porque si están revueltos la gente se aburre. Vas viendo cuáles no tienen movimiento y los cambias cada vez que compres: eliminas lo que no sirve y renuevas tus libreros”.
Article-entrevista: “¿Cómo vender libros usados?”, a Fermín López Casillas, per Guillermo Cordero García, en el vlok:Librero de viejo: http://librerosmexicanosdeviejo.blogspot.com.es/2009/04/como-vender-libros-usados.html