“ Molts autors s’han referit a l’admiració que sol produir la qualitat de l’abillament d’un llibre que, en alguns casos, ha transportat al seu admirador a un quasi fetitxisme. Una bona enquadernació és, des del punt de vista de la bellesa del llibre, certament, un dels complements que més desperta l’entusiasme dels bibliòfils. Hi ha meravelles realitzades amb materials nobles ( ivori, orfebreria, esmalts, etc.), d’estils com el mudèjar, el plateresc, etc., o que procedeixen d’algun dels grans enquadernadors ( Manuzio, Grolier, Juan de Sarrià, Antonio i Gabriel Sancha, els tres Ginesta, Miquel-Rius, Emili i Santiago Brugalla, Galván, Palomino, etc.
El tantes vegades mencionat Francisco Mendoza, ens recorda al seu llibre La pasión por los libros que el bibliòfil ha de saber que un llibre amb enquadernació d’època o signada per un artista de reconegut prestigi ‘ vale un dinero, él resolverá si puede y quiere pagarlo’. Podreu observar que els llibreters mai deixen de mencionar en els seus catàlegs – per la seva repercussió en el seu valor final – el nom de l’enquadernador quan n’és un de conegut”.
Frases de la conferència que el senyor Jordi Estruga, President de l’ABB, va donar al Col.legi Oficial de Bibliotecaris Documentalistes de Catalunya en el curs “Valoració dels documents escrits” l’octubre de 2006. Potser en posaré més perquè va ser molt interessant.
“ –Señor Galván. ¿ hablamos de la bibliofilia?.
– Hablemos, hablemos. Entre las nobles pasiones que desde siempre han poseído las personas de buen gusto al interesarse por las obras de arte y constituir colecciones, la bibliofilia tiene, sin duda, un puesto de honor.
Está en su taller. Lo tiene instalado en el Cádiz exterior, en San Severiano, en la avenida de Lebón. Goza el artesano aquí de perfecta claridad y espacio. En el taller, maquinaria, materiales y herramientas propias de la tarea manual que se realiza: guillotina, prensas, cizallas, pieles curtidas, pergaminos, bruñidores, etc. Pero uno, que lo observa todo, o casi todo, contempla que lo que verdaderamente cuida el señor Galván y sus hijos con la mayor satisfacción son los útiles del dorado y decoración. Es algo así como el ‘sancta sanctorum’ del taller, en el que abundan los ‘hierros’ de variados estilos: el mudéjar, con su característico cordoncillo; el aldino, de fondo macizo; hierros ‘grolier’ azurados, volutas tipo ‘du Senil’, los ‘deromes’ del XVIII, ‘Imperios’ de laureles y meandros, románticos, floreales y modernos.
-Veamos, señor Galván, ¿ cómo debe formarse una biblioteca?.
-La formación de una biblioteca exige más cuidado, perseverancia e incluso más amor que ninguna otra colección de cuadros, objetos raros o muebles de arte. Ella es, sin duda, el signo exterior que prueba más – aunque sea el más discreto – el grado de cultura del ser humano de todos los tiempos; pero para un verdadero bibliófilo el libro no existe en verdad mientras no está encuadernado.
– Estamos, pues, en lo suyo, en su profesión.
– Sí; es entonces cuando el libro está encuadernado, cuando adquiere su verdadero valor, añadiendo al placer puramente literario de su lectura la voluptuosidad del tacto, el olor del cuero, el reflejo y encanto de los oros y los juegos de luces de sus mosaicos.
Entrevista a José Galván Rodríguez, enquadernador, en el diari ABC-Sevilla del 2 de desembre de 1973, pp.23.