“ Si té poc sentit que una obra en prosa quedi reclosa dins d’aquestes llustroses arques apergaminades que són els còdexs, antecessors dels actuals llibres, aquest daurat empresonament encara fa menys sentit en el cas de les obres de teatre, pensades per ser representades. Tot i que professo un gran respecte vers la bibliofilia i els bibliòfils, sempre he preferit l’acte revivificador de la lectura per damunt de la veneració llibresca, sense òbviament excloure-la: quin ésser insensible pot substituir el plaer del contacte táctil i visual amb un llibre per l’asèpsia d’unes pàl.lides fotocòpies?.
Extret del vlok d’un profesor de grec, hel.lenista vocacional , Ramon Torné, que en un article parlant de Plaute cita un altre article d’Enric Comas en un diari de Lleida: “Del teatre al circ: Plaute i l’espectacle des de l’antiga Roma al Renaixement”.
http://daidalea.blogspot.com/2007/03/plautus-redivivus-un-nou-espectacle-de.html
“3. ¡Cómo! ¿ Quizás sabrás esto sin haberlo aprendido?¿ De dónde, por vida mía, a menos que, como aquel pastor, hayas recibido un ramo de laurel de las Musas? Pero presumo que jamás habrás oído hablar del Helicón, donde, según dicen, moran: no has permanecido en él de muchacho, ni te es lícito siquiera acordarte de estas diosas. Ellas no se desdeñaron de aparecerse a un pastor rudo y velloso, de cutis bronceado por el viento; pero a un hombre como tú ( permíteme por Venus libanitida no decirlo ahora todo) estoy seguro de que jamás se han dignado aproximarse. En vez de darte laurel, te hubieran azotado con irto o tallos de malva para que no vinieses a impurificar el manantial de Olmeo o de Hipocrene, destinado a apagar la red de rebaños y pastores de boca no manchada. Podrás ser muy atrevido e imprudente, pero nunca lo bastante para decir que has recibido instrucción, que te has cuidado de mantener relaciones con los libros o que tal ha sido tu maestro y tal tu condiscípulo.
4. Esperas, sin embargo, conseguir todo esto con sólo comprar libros y libros. Pero aunque recojas todas las obras que Demóstenes dejó escritas por su propia mano, y las de Tucídides, bellamente copiadas hasta ocho veces por aquel príncipe de los oradores, y en fin, todas las que Sila envió a Italia desde Atenas, ¿ aumentarás algo tu instrucción, por más que duermas sobre tus libros y te los pegues al cuerpo y los uses como vestidura? Aunque se vista de seda, dice un refrán, la mona, mona se queda. Tienes un libro en las manos y lees continuamente, pero nada entiendes de lo que lees, y eres un asno moviendo la oreja cuando suena la lira. Si la posesión de libros hiciese instruido a su dueño, esa posesión sería de valor inestimable y sólo los ricos podríais ser sabios, pues compraríais ciencia en la plaza y nos hundiríais a los pobres.
¿Quién, por otra parte, podría competir en instrucción con los comerciantes y libreros que venden y poseen tantos volúmenes? Examínalos, sin embargo, si te place, y verás que tampoco te aventajan gran cosa en conocimientos; su lenguaje es como el tuyo, bárbaro, y su inteligencia nula, como de hombres que jamás disciernen lo bueno de lo malo. Sin embargo, tú sólo tienes quizá los dos o tres libros que les compras, y ellos andan entre libros día y noche.
5. ¿ Más para qué cosa buena se los compras, como no pienses que los estantes de tu biblioteca son también unos sabios en el hecho de contener tantas antiguas copias?…”.
“Contra un bibliómano ignorante” de Llucià de Samosata, traduït per Federico Baraibar y Zumárraga ( 1851-1918), ), trobat a Scribd.