“ Entre els punts de distribució de llibre antic, a més de les llibreries i de les cases de subasta, tenen certa importància les fires i els salons, que concentrant l’oferta produeixen l’atracció d’aquells que desitgen adquirir i conèixer el llibre antic. Les fires están pensades pel públic en general, mentre que els salons están dirigits als professionals del comerç del llibre i a un conjunt molt escollit de clients. També es poden incloure en aquest mateix nivell comercial les ciutats del llibre que es constitueixen, en realitat, com a fires permanents del llibre, tot i que amb característiques especials de desenvolupament rural i atracció d’un turismo cultural”.
Art. “Comerç i taxació del llibre antic” de Manuel José Pedraza Gracia,a Item, n. 51, jul-des 2009, p. 121.
Diferents Fires
“ Aspira nuestro Conservatorio al sostenimiento de todas las artes relativas al libro, pero especialmente de aquellas que a causa de la tendencia estandarizante de nuestra época, y con grave perjuicio para un futuro próximo, corren el peligro de desaparecer
Se equivocaría, sin embargo, quien supusiese en nosotros una desviación hacia la Bibliofília, entendida como culto del lujo, de la rareza o de la riqueza material en el libro. Sin excluir, en las artes que conciernen a éste, lo que les puede convenir en el aspecto suntuario, interesan fundamentalmente a nuestro Conservatorio – y en este sentido se hallan organizadas sus enseñanzas – los que podrímos llamar valores indeclinables para la dignidad del libro, de su presentación y conservación. La sencillez, no es sólo compatible, sino muchas veces indispensable, a esa dignidad. Y la selección y calidad, son independientes en absoluto de la rareza, cosa evidente, al menos, en los aspectos tipográfico y calcográfico, que son los que justifican los más individualizados valores de la encuadernación
Nada podrá separarnos de esos principios. Reflexionando atentamente sobre la situación y tendencia actual de la producción librera, se echa de ver que su misma mecanización y progreso le imponen unos límites que habrán de repercutir cada día más en beneficio de las artes del libro propiamente dichas. Por lo pronto, la edición de códices antiguos y la reedición de libros raros y agotados, se hallan hoy considerablemente colapsadas por una apelación cada día más frecuente al microfilm. No tardará este procedimiento fotográfico, que alcanzará, sin duda, mayor perfección, a trascender de una manera sensible sobre la producción librera en general. Porque si en los casos apuntados, las rzones para el uso del microfilm dimanan, en rigor, del enorme riesgo económico que supone la edición de obras de muy limitada circulación, han aparecido también, y de día en día son más compartidas, las razones que aconsejan el mismo uso del microfilm, apoyándose en la falta de espacio para la conservación de los libros. Son bastantes las bibliotecas, hoy, sobre todo en Norteamérica, en las que, para determinadas obras, se prefiere – permítasenos la frase – el celuloide a la celulosa, es decir, el microfilm al ejemplar impreso que se halla en el mercado.
El microfilm supone la existencia del libro. En esa misma existemcia estriba otro procedimiento fotográfico ensayado en los Estados Unidos, que es el de la placa de tamaño normal, capaz, cada una, para reproducir algunos centenares de páginas de libro No sabemos cuál será el porvenir de este sistema. Pero lo cierto es que tales procedimientos parten del libro, en la forma que le ha dado la imprenta, bien que no sólo frenando, sino haciendo retroceder considerablemente la cifra de las tiradas.
¿ Cuál será la consecuencia de este retroceso? No parece de difícil previsión. La industria librera se verá obligada a reforzar, en gran parte, las calidades artísticas de su producción, ya que será en función de éstas y no de su potencial mecánico, que esa industria podrá sostenerse, dando al libro impreso – combatido también por el cine, la radio y el disco – categoría de objeto destinado a minorías cada vez más especializadas y exigentes. Es decir, en la época del microfilm, el libro impreso conocerá su magnífico renacimiento artístico. Volverá a adquirir ese rango de cosa personal y entrañable que equivocadamente se ha supuesto, a veces, en trance de inmediata bancarrota.
Nuestro Conservatorio inscribe, pues, sus actividades en una acusada tendencia de nuestra época. Y por ello en él se cultivan con noble atención la tipografía y la encuadernación clásicas y modernas, el grabado sobre madera y sobre metal, la litografía, la restauración, etc. Más que nunca, para la defensa del libro, es hora de estudiar, en la realidad actual y en su perspectiva histórica, sus factores artísticos y sus técnicas”.
Article de J.B. Solervicens: “Conservatorio de las Artes del Libro”, a Ensayo, nº 10, Butlletí de l’Escola d’Arts i Oficis Artístics de Barcelona, 1958, pp. 14-16.
Imatges de:
http://www.artsllibre.org/pages/page.php?numh=6&numv=2&numsv=0&numssv=0&cat=1&lan=1#
Conservatori Arts del Llibre – Llotja – Carrer Pare Manyanet 40, 08027, Barcelona