
Josep Vallverdú, al.locució el 19 de setembre de 2008 amb motiu de la Fira del Llibre Vell a Barcelona.
“ Los libros son los hijos espirituales de los hombres, y así como a los hijos humanos, cuando vienen al mundo, lo primero que se hace es dotarles de una envoltura que les preserve de las inclemencias del tiempo y los ponga en condiciones de vivir, los hombres antiguos tenían tal cariño por sus hijos espirituales – los libros – , que procuraban desde el primer estado de conservación posible, y para ello tenían en cuenta dos cosas principalísimas, que constituyen una severa lección para los hombres de ahora, que no se preocupan de estos dos puntos esenciales, y por lo cual la mayoría de los libros de hoy no podrán tener la duración que han tenido y tendrán los antiguos.
Estas dos condiciones esenciales, aparte del papel y de la tinta, son las márgenes del libro y la encuadernación. Todos los libros antiguos se escribían o se imprimían dejando grandes márgenes blancas al texto; etas márgenes no tenían otro objeto que preservar lo escrito o impreso, bien para que al pasar las hojas no se ensuciase el texto con los dedos, o bien porque la humedad u otra cosa, incluso el fuego, en muchísimos casos sólo destruyen las márgenes y se conserva el centro del libro; por esto, cuantas más márgenes tiene un libro, mayores son las probabilidades que tiene de duración el texto, y nunca pensaron que estas márgenes fueran cortadas, pues incluso ponían los rótulos de las obras en los cantos, como si con esto quisieran significar que el mutilar las márgenes era ‘tabú’.”.
VINDEL, Fco.Solaces Bibliográficos. I.N.L.E., Madrid, 1942; pp. 27-28.