“ Quan els particulars venedors de llibres, pintures, mobles, etc., són ignorants i es presenten amb taxes exagerades, aleshores hom recorre al procediment que en l’argot dels mercaders es nomena ‘clavar’. Quan el comprador vol clavar un objecte, pel qual sent un interès en adquirir, però que les pretensions del venedor li fan l’operació irrealitzable, acaba per oferir una suma inverossímil. Esperonat per aquesta suma, el venedor corre d’ací d’allà, però ningú li dóna, de bon tros, el preu que fixà el primer tractant; així resulta l’objecte clavat, o sigui invendible”.
PALAU y DULCET, Antoni: Memòries d’un llibreter català, 1867-1935.Ed. Llibreria Catalonia, B, 1935. Pp. 98.
“ …Estos ilustres fracasados agrúpense en las principales clases siguientes: diletantes o contempladores, eruditos o bibliófilos, organófilos, megalófilos, descentrados y teorizantes.”
… “Bibliófilos y políglotas. Como el micrógrafo se recrea en la diatomea o el zoólogo en conchas, insectos y pájaros de vistosa librea, el bibliófilo se deleita con la lectura del libro o monografía novísimos, esas monografías trascendentales, renovadoras que sólo recibe él y de que nuestro erudito se sirve maravillosamente para asombrar a sus amigos. Los síntomas de esta dolencia son: tendencias enciclopedistas, dominio de muchos idiomas, algunos totalmente inútiles, abono exclusivo a revistas poco conocidas; acaparamiento de cuantos libros novísimos aparecen en los escaparates de los libreros, lectura asidua de lo que importa saber, pero, sobre todo, de lo que a pocos interesa; pereza invencible para escribir y desvío del seminario y del laboratorio. Como es natural, nuestro erudito vive en y para su biblioteca que es copiosa y monumental. Ahí recibe a sus contertulios, a quienes cautiva con una conversación amena, brincadora, variadísima, iniciada de ordinario con estas o parecidas interrogaciones: ¿ Ha leído usted el libro de fulano? ( aquí en nombre yanqui, alemán, ruso o escandinavo). …” “… Rendimos tributo de veneración a quien añade una obra original a una biblioteca y se lo negamos a quien lleva una biblioteca en la cabeza….”
Conferència de Santiago Ramón y Cajal al ingressar a la Real Academia de Ciencias Excatas, Físicas y Naturales el 1897. De l’article de Victoriano Llaca-Rodríguez a Cirugía y Cirujanos, vol. 69, nº 4, juliol-agost 2001, pp. 201-206.