“ L’amor i l’estima envers els llibres de fet és l’única cosa que ens cal, perquè el primer que ens apropa al llibre és la lectura, i la lectura ens porta a l’estudi i aquest al saber, i el saber ens apropa una mica més a una posible llibertat de l’esperit”.
Aitor Quiney: “Col.leccions privades, llibres singulars”, catàleg de l’exposició a la Biblioteca de Catalunya el novembre de 2005.
“La bibliofilia es una perversión , pero una perversión útil, dice Víctor Aizenman, librero anticuario.“ No dicen cuánto cuestan. No dicen quién se los consiguió, de dónde los sacaron ni a quién se los vendieron. Como este mercado se basa en la escasez, la aparición de otro ejemplar en el mundo puede bajar mucho el precio de un libro que se creía único.”“ ¿ Quién dice cuánto vale un libro impreso en la oscuridad de un convento hace cuatrocientos años? ¿ Más o menos que ese ejemplar que Jorge Luis Borges llenó de dibujitos y dedicó especialmente? ‘El valor, explica Aizenman, se establece por varios factores. Uno es la rareza: cuántos ejemplares subsistieron y cuántos hay en el mercado. Otro, el interés histórico del texto. Si fue una primera edición de ese texto, eso tiene un valor emblemático, es un hito en la cultura. Y si tiene ilustraciones. Y el arte del encuadernador’. Horacio Porcel agrega un criterio subjetivo:’ El valor de una cosa única se lo da el que la tiene’ “.“ Este año, en la reunión mundial de editores, un investigador habló horas de su libro electrónico. Al final, le preguntaron si con tantas ventajas era hora de tirar los libros de papel y dejar de juntar pulgas. Dijo que no, que un producto electrónico no dura más de diez años. Aizenman escucha la anécdota parado entre sus anaqueles, pasa la mano por el lomo de un libro que pasó su segundo siglo y sonríe. Sobrador”.
Artº: “Secretos, manías y rituales de los coleccionistas de libros antiguos” por Patricia Kolesnicov en Clarín.com el 20/11/2000. www.clarin.com/diario/2000/11/20/s-04415.htm